Latimer se quedó solo al mando del proyecto, hasta Andy Ward tuvo que dejar la banda por sus problemas con el alcohol, es evidente que fueron momentos muy difíciles en los que estuvo en peligro la continuidad del grupo.
En ese entorno tan desfavorable Andy se sacó de la manga The Single Factor, un título que por sí solo ya nos da muchas pistas sobre la situación de Camel en aquellos momentos. También se dijo que el álbum era producto de un tema contractual con el sello discográfico, era obligatorio publicar un disco para cumplir el contrato con Decca Records.
Ante dicha situación Latimer se rodeó de amigos y músicos de sesión. El mismo se encargó de componer la mayoría de los temas y a principios del año 1982 se pusieron manos a la obra en los Abbey Road Studios. Entre los ilustres compañeros de viaje encontramos a Chris Rainbow y David Paton conocidos por su trabajo en Alan Parsons Project. Al ex-Genesis Anthony Phillips, a Grahan Jarvis, Francis Monkman y al solvente baterista Simon Phillips. La guinda del proyecto la puso el inolvidable Peter Bardens que volvía a colaborar con Camel unos años después de su marcha, tocando los teclados en uno de los temas.
El resultado es un trabajo un tanto irregular, fruto de los momentos de inestabilidad y de las presiones que envolvieron a toda su gestación. Está considerado, tanto por crítica como por los seguidores de la banda, como uno de los más flojos de la amplia discografía del grupo.
Pero incluso los trabajos menos inspirados tienen sus temas que sobresalen del tono general de los mismos. Este es el caso del tema que os propongo para ilustrar este artículo, que en mi opinión sobresale a la media del álbum, se trata de Manic, compuesto por el propio Latimer con letra de Susan Hoover.
Te apoyo en todo lo que dices. A mi este disco también me dice poco. Se salva algún tema, pero lo cierto es que el espíritu Camel no parece existir. No me extrañaría nada que lo que mencionas sobre la obligación contractural sea el motivo principal.
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