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martes, 29 de agosto de 2017

Novedad 2017, Mike Oldfield

Otro de los grandes trabajos discográficos de este 2017 es sin duda el que nos ha dejado Mike Oldfield, su Return to Ommadawn.




Tras una carrera artística de más de 40 años, en la que nos ha regalado algunos de los discos más celebrados del rock progresivo, Mike nos sorprende muy gratamente con esta obra. Un álbum inspirado en el fantástico Ommadawn del año 1975, uno de esos grandes discos de la carrera de Oldfield a los que hacía referencia al principio del parágrafo.

Como en otros trabajos suyos y quizás porqué ya es un poco su forma habitual de entender y ofrecernos la música, Mike toca todos los instrumentos (que no son pocos), se encarga de la composición de toda la música y es el productor del disco, todo queda en casa.

Los resultados han convencido a todos, tanto a público como a crítica. Todos hemos podido sentir que este retorno a Ommadawn era a la vez un regreso a sus conceptos artísticos más remotos, a aquellos discos de los 70 que nos embelesaron a todos.

En mi caso particular, cada vez que un artista o banda de mí juventud pone en circulación trabajos nuevos que me retrotraen a mis años dorados con el rock sinfónico, me producen una alegría especial, como si yo estuviese implicado de alguna manera en su elaboración, sin estarlo, por supuesto, más allá del papel de mero aficionado.

Os dejo un fragmento del gran álbum, que se acompaña además de un magnífico montaje fotográfico del bloguero Forestman, un trabajo que une imágenes y música de forma magistral.




lunes, 28 de agosto de 2017

Acaba agosto con Anathema

Va acabándose el mes de agosto y con él las vacaciones para muchos de nosotros, al menos para mí seguro, pero ya sabemos que todo tiene un principio y un final, como diría el filósofo: es ley de vida.

Desde la nave vamos a dedicar esta entrada y alguna más que nos llevará a finales de mes, a presentar algunas de las novedades discográficas de este 2017 que han llegado a mis oídos.

Para la de hoy os propongo el último trabajo publicado por la banda británica Anathema, una banda con un amplio bagaje y unos cuantos años de experiencia a sus espaldas.




Anathema inició su camino a principio de los años 90. Con un sonido inicial orientado hacia el doom dark metal, con esas voces guturales (que yo no soporto). Con el paso del tiempo este primer estilo oscuro y duro dio paso a unas sonoridades más cercanas al rock progresivo. Los temas son más atmosféricos e influidos por las grandes bandas del rock sinfónico de principios de los 70.

Esta evolución es patente si comparamos los discos de sus inicios como por ejemplo The Silent Enigma del año 1995, con trabajos publicados posteriormente como Alternative 4 del año 1998 o Judgement del año 1999, dos de sus discos mejor valorados a todos los niveles.

Con la llegada del nuevo siglo Anathema, siempre bajo el liderazgo de los hermanos Cavanagh, ha continuado una carrera muy regular con el lanzamiento de discos que siempre han ofrecido buena calidad y el sonido tan propio que de la banda comenzó a cultivar entre mediados y finales de los 90.

En el presente 2017 la formación nos presentó su trabajo The Optimist, que en mi opinión no se aleja nada de los argumentos habituales de la banda, pero que para nada desmerece su historia. Os dejo este tema titulado Endless Ways para que vosotros os forméis vuestra propia opinión.


jueves, 24 de agosto de 2017

Lo nuevo de Steven Wilson II

El placido verano parece haberse roto con la entrada en acción de nuestro querido Steven Wilson y la publicación de su nuevo álbum, To The Bone. Para ser justo debo de decir que he leído críticas en todos los sentidos, unas buenas, otras malas y otras que han despertado la indiferencia de su público.

Desde el pequeño eco que puede producir nuestra nave Nostromo perdida en la inmensidad de un universo sonoro multidimensional, quiero romper una lanza en favor de ese disco. Esa mente inquieta de Steve no podía ofrecernos simplemente una ración de más de lo mismo, aunque él siempre se mantiene fiel a sí mismo y a su forma de entender la música, en esta ocasión vuelve a dar una pasito más en la búsqueda de nuevos sonidos.



Pero esa búsqueda de nuevos experimentos sonoros, en mi opinión, no siempre tiene que mirar adelante, y eso queda demostrado en esta ocasión donde Wilson bucea mucho en el pasado, tanto el más reciente como en el más lejano.

La producción del disco, como no podía ser de otra manera tratándose de una persona tan perfeccionista como Steve, la encuentro impecable. Tanto en la selección de los músicos como en los aspectos más técnicos.  La inclusión de voces femeninas es todo un acierto, como también lo es la del percusionista que junto a la batería le dan una dimensión muy rítmica a los temas. Otro acierto sin duda son los arreglos orquestales, utilizados en su justa medida en algunos temas les dan a estos una grandeza sonora incuestionable.

Volviendo a tema de la comercialidad indiscutible de algunas de sus canciones, punto este que no negaré, sobre todo en la que lleva por título Permanating. Estamos, en mi humilde opinión, ante todo un homenaje a la música discotequera de finales de los 70, pero también lo es que en diversos temas se aprecian las influencias de otros proyectos con el sello Wilson, menos comerciales como los los llevados a cabo con Porcupine TreeNo-Man o Blackfield.

Permanating, en mis años de integrista del rock sinfónico, hubiese sido un ultraje viniendo de un artista con la trayectoria de Steven. Pero hoy día, con la mochila vital bastante llena y con la perspectiva que me dan los años, la veo como una demostración de admiración a toda una época en la que de una manera u otra me veo reflejado.

En un parágrafo anterior comentaba el acierto rítmico de potenciar el sonido de la batería con la labor de un percusionista, como prueba de los magníficos resultados tenemos el tena Detonation.



lunes, 14 de agosto de 2017

Happy the Man

Una de las grandes bandas americanas de los 70 fue Happy the Man, quizás no tan conocida como otras que nos llegaron del otro lado del Atlántico, pero con algunos discos altamente recomendables.

La formación ha pasado por diversas etapas, años de desaparición de la escena y posteriores reuniones. La primera etapa va desde el 1973 hasta final de la década, en la que parece es la mejor época con respecto a la producción discográfica y a la calidad de los trabajos.



Durante los años 80 y 90 la banda estuvo fuera de circulación y, aunque se publicaron discos, el material de los mismo era de composiciones realizadas en los 70. No fue hasta la llegada del nuevo siglo en el que volvieron a resurgir con una formación renovada en parte, publicando un nuevo disco, The Muse Awakens en el año 2004.

Así pues, fue en la segunda parte de los 70 en la que Happy the Man publicó los que están considerados sus dos mejores discos, el primero con el mismo nombre de la banda en el año 1977 y el segundo, Crafty Hands en el 1978.

El sonido del grupo en esos álbumes era compacto y muy rico de matices, una música elegante y melódica sostenida por una gran base rítmica. En sus composiciones se notan influencias de algunas de las grandes bandas progresivas británicas setenteras, como Gentle Giant, Van der Graf Generator o King Crimson.

Uno de los miembros claves de Happy the Man, el teclista Kit Watkins se integró en la consagrada banda Camel entre los años 1979 a 1982, participando activamente en el séptimo disco de la banda, I Can See Your House From Here publicado en el año 1979.

Os propongo este tema de su segundo disco, en el que se puede apreciar toda la fuerza y la finura de una banda que funciona como la maquinaria de un reloj. Ibby it is.






domingo, 6 de agosto de 2017

The Piper at the Gates of Dawm cumple 50 años

Ayer fue un día entregado casi por completo al nuevo trabajo de Steven Wilson, la ocasión y el debate organizado en torno al disco lo merecían. Pero tampoco podíamos perder de vista una fecha tan significada como esa, en la que el primer disco de Pink Floyd vio la luz, justo ayer hacía 50 años.



Fue un estreno espectacular que rompió esquemas e hizo brillar a todo un diamante: el guitarrista, cantante y compositor casi por completo de todos los temas del álbum, Syd Barret. Una joya que brilló intensamente y que después por causas diversas su luz se fue apagando, pero ahí queda esta gran obra entre otras, como parte de su imperecedero legado.

El disco The Piper at the Gates of Dawn se grabó en los Abbey Road Studios en la primavera del año 1967, y fue uno de los primeros trabajos en experimentar con la música psicodélica. Estamos ante la primera formación de la banda, en la que estaban además del ya citado Barret, Roger Waters, Richard Wright y Nick Mason.

Desde la Nostromo rendimos nuestro modesto homenaje a esta importante efeméride con el recuerdo de uno de sus grandes temas, Lucifer Sam.


sábado, 5 de agosto de 2017

Lo nuevo de Steven Wilson

El placido verano parece haberse roto con la entrada en acción de nuestro querido Steven Wilson y la publicación de su nuevo álbum, To The Bone. Para ser justo debo de decir que he leído críticas en todos los sentidos, unas buenas, otras malas y otras que han despertado la indiferencia de su público.

Desde el pequeño eco que puede producir nuestra nave Nostromo perdida en la inmensidad de un universo sonoro multidimensional, quiero romper una lanza en favor de ese disco. Esa mente inquieta de Steve no podía ofrecernos simplemente una ración de más de lo mismo, aunque él siempre se mantiene fiel a sí mismo y a su forma de entender la música, en esta ocasión vuelve a dar una pasito más en la búsqueda de nuevos sonidos.



Pero esa búsqueda de nuevos experimentos sonoros, en mi opinión, no siempre tiene que mirar adelante, y eso queda demostrado en esta ocasión donde Wilson bucea mucho en el pasado, tanto el más reciente como en el más lejano.

La producción del disco, como no podía ser de otra manera tratándose de una persona tan perfeccionista como Steve, la encuentro impecable. Tanto en la selección de los músicos como en los aspectos más técnicos.  La inclusión de voces femeninas es todo un acierto, como también lo es la del percusionista que junto a la batería le dan una dimensión muy rítmica a los temas. Otro acierto sin duda son los arreglos orquestales, utilizados en su justa medida en algunos temas les dan a estos una grandeza sonora incuestionable.

Volviendo a tema de la comercialidad indiscutible de algunas de sus canciones, punto este que no negaré, sobre todo en la que lleva por título Permanating. Estamos, en mi humilde opinión, ante todo un homenaje a la música discotequera de finales de los 70, pero también lo es que en diversos temas se aprecian las influencias de otros proyectos con el sello Wilson, menos comerciales como los los llevados a cabo con Porcupine Tree, No-Man o Blackfield.

Permanating, en mis años de integrista del rock sinfónico, hubiese sido un ultraje viniendo de un artista con la trayectoria de Steven. Pero hoy día, con la mochila vital bastante llena y con la perspectiva que me dan los años, la veo como una demostración de admiración a toda una época en la que de una manera u otra me veo reflejado.

Un recuerdo sentido a los ritmos funkis, a la Fiebre del Sábado Noche, a los Bee Gees, a John Travolta y a toda la variopinta fauna que poblábamos las discotecas entre mediados y finales de los 70.

Ruego a los amigos más progresivos que me perdonen la licencia.

viernes, 4 de agosto de 2017

Agosto perezoso, pero con George Harrison

Ya estamos en agosto, el mes de las vacaciones por excelencia. Es posible que la marcha de la nave Nostromo pierda aceleración durante estas semanas, tal vez aproveche para hacerle algo de mantenimiento, con la idea siempre puesta en que el viaje dure lo máximo posible, y para eso necesitamos la nave con la mejor puesta a punto.

Pero con el radar siempre conectado y atento a toda posible señal de vida inteligente, que nos demuestre que la raza humana, además de ser capaz de crear los mayores engendros e ideas contra ella misma, también puede crear cosas maravillosas como la música, el principal motor de nuestro viaje eterno.



En ese sentido os quiero presentar la última comunicación captado por nuestra antena exterior. Nos habla de un viejo conocido nuestro, que formó parte de una de las bandas más legendarias de la historia de la música: hablamos de George Harrison y por supuesto The Beatles.

En estos días más torridos del verano queremos recordar al Harrison que se destapó una vez emergió de la sombra del dúo Lennon-McCartney. Corría el año 1970 y tras la disolución de la emblemática banda George nos sorprendió con este maravilloso disco triple All Things Must Pass, donde dio rienda suelta a todo el talento creativo propio, que en The Beatles vimos con cuentagotas.

Como el verano es tiempo de éxitos os propongo el primer gran éxito de Harrison en solitario, My Sweet Lord, una canción que llegó a lo más alto de las listas mundiales.