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sábado, 25 de junio de 2011

Una tarde de Sábado

Escuchando un cd de Blackfield, uno de los muchos proyectos de Steven Wilson, en concreto su segundo trabajo titulado simplemente como Blackfield II. Se trata de una música de mucha calidad, mezclando diversos estilos (pop, rock, algún toque metalero, progresivo, melódico,...) da este resultado excelente, que permite una audición tranquila, sin mayores complicaciones.



El tiempo transcurre a su ritmo, rápido o lento, según el observador que lo mida, yo con el paso de los años tengo la impresión que cada vez más acelerado. Vivimos momentos convulsos, la crisis, y no sólo la económica, sino también la de valores, ideales, objetivos, esperanza, ... nos tiene ahogados. Parece que una parte del mundo, la más pequeña por desgracia, vive en el paraíso de la abundancia, el lujo y los caprichos de todo tipo. Otra, cada vez también menor, va aguantando su nivel de vida medio lo mejor que puede, cada vez más apretados por las circunstancias actuales. Y por último, otra parte, que está en franco crecimiento, cada vez subsiste con menos medios y por consiguiente con más precariedad, perdieron su empleo, su hogar, su puesto en la sociedad y luchan por no descolgarse del todo del último vagón de este tren, que podríamos llamar sociedad de consumo. Hay otras partes repartidas por todo el planeta, que ya ni subieron al tren.

Deseo fervientemente que estos movimientos sociales que han despertado en las últimas semanas, ayuden a mover la distribución de los vagones y que esta se torne más justa y equitativa para todos. No sé cómo, pero se tendrían que articular mecanismos de ayuda a los más necesitados, distribuir la riqueza de manera que fuese un bien que llegase a todos los rincones. Tendríamos que construir en definitiva una sociedad más justa... difícil tarea imagino, pero ese sería el concepto.

La mecha está encendida, ya veremos si prende en todas las capas de la sociedad.

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