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miércoles, 15 de junio de 2016

Signals, Rush (reseña)

Esta reseña la escribí para el foro de música progresiva Sinfomusic hace unos días. En ella hablo de las sensaciones del disco de Rush, Signals.

SIGNALS



INTRO

Retomo el noble arte de intentar juntar letras y palabras, de construir frases con un mínimo sentido, con la idea de transmitir las sensaciones y placeres que produce la audición de un buen disco. Para muchas personas, que están tocadas por la magia de la escritura la empresa es un juego de niños, pero para mí no resulta tarea fácil traspasar a una hoja en blanco las emociones que me produce la música, como por ejemplo la que ahora suena: Signals de la banda canadiense Rush, pero una vez más voy a intentarlo, porqué sé que cuento con el favor de vuestra indulgencia.

De ese trabajo os voy a dar mi opinión e impresiones, las cuales como bien podríais imaginar son totalmente positivas, no en vano, como ya he repetido en más de una ocasión fue mi primer contacto en serio con el universo de esta gran formación, y realmente fue una entrada por la puerta grande.

Unas composiciones en las que los teclados tienen un papel importante, sin dejar de lado lo determinantes que han sido siempre las guitarras en el grupo y, por supuesto, con una base rítmica de percusiones y bajo realmente magníficas. De todo ello se hablará cuando se desgranen las canciones una a una en los siguientes parágrafos.


EL DISCO EN SU CONTEXTO

Corría el año 1982, nos metíamos en una de las etapas más negras del rock sinfónico (que era con el nombre en que yo lo conocí en mi juventud) o del rock progresivo, que es como más comúnmente se le conoce ahora.

La movida punk había calado entre una parte importante de la juventud, la estética de los ochenta se empezaba a imponer en la sociedad occidental, fue una época de grandes cambios de los que las diversas corrientes musicales no quedaron al margen, sino que al contrario quedaron profundamente influidas.

Las grandes bandas del rock sinfónico, que se habían hecho con una parte importante de las preferencias musicales del público en la década anterior, que habían llegado al momento cumbre de su historia, tanto a nivel de ventas de discos, como en el de las exitosas giras en las que llenaban estadios enteros. Pues bien, ni estas épicas formaciones fueron ajenas a estos cambios y poco a poco fueron perdiendo fuelle, parecía como si la inspiración de antaño les hubiese abandonado o como si la fórmula del éxito se agotase.


Por esos mismos años, poco más o menos, nacieron nuevas bandas de enorme calidad que intentaron tomar el testigo de las anteriores y en gran medida lo consiguieron, editándose trabajos de gran calidad, pero ya nada fue lo mismo, pocas formaciones dentro del ámbito del rock sinfónico llegarían a conectar con la amplitud de seguidores de las bandas de los 70, ni a llenar aforos tan impresionantes como los conseguidos en la década anterior. 

A grandes rasgos esta es la lectura del momento que yo hice en aquellos años y que después con el paso del tiempo y desde la perspectiva actual, creo que se puede decir que ha sido plenamente confirmada.

Ante esta situación hubo bandas que se adaptaron mejor, otras desaparecerían para siempre, algunas entraron en largos períodos de letargo y otras ni sabían qué camino tomar. El caso que nos ocupa, creo que estamos ante una de las que mejor se adaptó al nuevo orden de cosas.

Rush entró en los 80 en plena forma a todos los niveles, con un pasado repleto de grandes discos y con unas ganas enormes de evolucionar en la sonoridad clásica de la banda. Este hecho queda patente en el protagonismo que habían tomado los teclados en sus composiciones, dando un giro hacia una base más sinfónica, en detrimento de su lado más hard. Buena muestra de esta evolución, que ya empezó a notarse en sus trabajos de finales de los 70, queda totalmente demostrada en el disco que hoy tenemos entre manos: Signals.

 

SIGNALS

El disco fue publicado en septiembre del año 1982 por la compañía discográfica Mercury Records, bajo la producción de Terry Brown y la propia banda. La grabación se llevó a cabo el verano del mismo año, en los estudios Morin Heigths de Quebec (Canadá).

Como he comentado anteriormente este trabajo supone el paso definitivo de la consolidación de los teclados en los esquemas compositivos de la banda, lo cual le confiere un aire más sinfónico que por momentos recuerda o evoca a las grandes bandas del género de los años dorados. 

A la vez con esta obra se nota una apertura a nuevos ritmos, como el reggae o la música electrónica, en gran medida, supongo que marcados por la influencia de la década que se iniciaba.

Este giro, que a mí personalmente me gusta, creó una cierta división entre sus seguidores, sobre todo fue muy criticado por los amantes del sonido más duro de sus primeros trabajos.


Los temas

1.Subdivisions    (5:32) 
2.The Analog Kid (4:46) 
3. Chemistry (4:56) 
4. Digital Man (6:20) 
5. The Weapon (Part II of Fear) (6:22) 
6. New World Man (3:41) 
7. Losing It (4:51) 
8. Countdown (5:49)

Música: Lee y Lifeson

Letras: Peart

La banda y sus instrumentos:

Geddy Lee: Bajos Rickenbacker y Fender, Voz. Teclados: Minimoog, Oberheim OB-X y OB-Xa, Roland JP-8, pedales Moog Taurus, Oberheim DSX y caja rítmica Roland TR 808.

Alex Lifeson: Guitarra eléctrica Fender Stratocaster y pedales Moog Taurus.

Neil Peart: Batería y percusión.

Ben Mink: Violín eléctrico en el tema 7 (Losing It).

Subdivivions
Primer tema del álbum, y toda una declaración de intensiones de lo que pretenden transmitirnos con el disco. Introducción potente a base de sintetizador sobre un sostén rítmico creado con el bajo, la batería y la guitarra. No tarda mucho en aparecer la potente voz de Geddy, auténtica alma matter del tema, dominador absoluto de gran parte del protagonismo, tanto por su aportación con los teclados como por las impresionantes lineas de bajo.  El trabajo de Peart a la batería también está totalmente a la altura de la exigencia de la canción. La guitarra de Lifeson queda un poco relegada al soporte rítmico de la melodía, sólo hacia la parte final del tema se marca un mini solo, corto pero brillante.
En definitiva, uno de los temas marca de la casa que suelen tocar bastante en directo, con gran aceptación por parte del público.




The Analog Kid
Canción más en la línea habitual de la banda, con los teclados más dedicados a dotarla de atmósfera y soporte. Más presencia de guitarra, que en esta ocasión lleva más el tempo del tema, junto con una percusión brillante. Lee, está una vez más a un gran nivel con el bajo y su inconfundible voz suena tan bien como siempre.

Chemestry
Se inicia con una potente entrada de toda la banda en pleno, para al poco dar paso a unos finos punteos de guitarra, que pasan a guitarra rítmica con la entrada del cantante. Depués, una vez más el sintetizador cobra protagonismo junto con la voz de Geddy y de nuevo suena de fondo el punteo de Lifeson, todo esto con el acompasado ritmo de la batería de Peart.
La guitarra sobresale de nuevo con un gran solo de Alex con el que ya prácticamente muere la canción. Gran tema!!!

Digital Man
Una de mis favoritas del álbum, comienzo arrollador de Nil a la batería a la que se unen de inmediato la guitarra y unas lineas de bajo espectaculares. Si os gusta el sonido del bajo quedaros con este tema, en el podemos valorar la maestría y el gran dominio del mismo de Geddy.
Tras esta introducción el protagonismo lo desarrollan la voz y la guitarra. Aquí queda patente la intención de la banda de explorar nuevos sonidos, adaptando un cierto aire con sabor reggae, sobre todo en los ritmos de la guitarra.

The Weapon (Part II of Fear)
Este tema se inicia con una clara influencia de los años 80, con un sonido muy electrónico, hasta las percusiones parecen sonar electrificadas. Las influencias del rock espacial son notables y los juegos con los teclados están muy presentes. Por lo demás, tanto la voz como la guitarra y el bajo, siguen la pauta esencial de Rush, eso si, adaptada a los nuevos tiempos.

New World Man
Otra canción de marcado carácter electrónico, las ganas de experimentar nuevos caminos de la banda son evidentes. Esta vez el guiño al rock electrónico es muy evidente en su comienzo, para marcarse después unos compases cercanos al reggae.
Pero a pesar de esos guiños evidentes a emprender nuevas aventuras en su sonoridad, la esencia de Rush sigue muy presente, con sus conocidos rifs guitarra y las magistrales lineas de bajo.


Losing It
Introduce el tema el sintetizador pausado, seguido de la voz de Lee que acaba fundiéndose todo en uno. La entrada de la batería de Nil y la guitarra de Lifeson van dándole forma a la melodía. La canción avanza en un in crescendo, de connotaciones muy sinfónicas, hasta que la batería va aumentando el ritmo sobre una base de teclados, para acabar en un extraordinario solo de violín a cargo de Ben Mink, el tema alcanza el clímax y Rush nos vuelve a obsequiar con otra composición de gran calidad.


Countdown
Llegamos al final del disco con otro de los grandes temas, Rush se despide en plena forma y dejándonos un buen sabor de boca.
La canción está dedicada a la NASA y empieza con una voz enlatada que simula la comunicación de los astronautas con el control de Tierra. Cuenta con efectos sonoros diversos, en una de las fases más experimentales del disco. 
Los teclados vuelven a ganar mucho protagonismo, con un par de solos de sintetizador en la mejor tradición sinfónica setentera, lo cual a mí me encanta. La batería de Nil extraordinaria, la guitarra, como siempre, a un nivel altísimo, el ritmo constante y la grabación de la voz en off acompañando en casi todo momento.
Si el disco se inició con la fuerza de Subdivisons, el final no es menos potente con este CountdownRush en estado puro.




Reflexión final: es ¿Geddy Lee el músico más explotado del rock progresivo? Porqué es como un hombre orquesta.

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