Nos quedamos con otra de esas bandas imprescindibles en cualquier colección de rock progresivo que se precie, YES, y con su trabajo del 1972: Close to the Edge. Un disco fundamental en la historia de la música, que ha influido en muchas formaciones posteriores.
EL grupo está alcanzando uno de los puntos más álgidos de su carrera, sus composiciones son de una gran riqueza musical, con cambios y giros constantes en la estructura armónica. La música se acompaña de unas letras cargadas de misticismo, que hacen volar la imaginación hacia los mismísimos paraísos dibujados por Roger Dean.
Es el quinto álbum de estudio de la banda y el último que contó con el percusionista Bill Bruford, que poco después pasaría a formar parte del proyecto de King Crimson, con el consiguiente disgusto de sus compañeros de Yes, cuentan las crónicas que sobre todo especialmente mal se lo tomó el cantante Jon Anderson.
Podríamos elegir cualquier tema del disco, todos son extraordinarios, pero me voy a quedar con la canción que da nombre al trabajo, Close to the Edge, una composición que me cautivó desde la primera vez que la escuché, hace ya unos cuantos años, son más de 18 minutos de puro rock sinfónico.
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