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sábado, 5 de agosto de 2017

Lo nuevo de Steven Wilson

El placido verano parece haberse roto con la entrada en acción de nuestro querido Steven Wilson y la publicación de su nuevo álbum, To The Bone. Para ser justo debo de decir que he leído críticas en todos los sentidos, unas buenas, otras malas y otras que han despertado la indiferencia de su público.

Desde el pequeño eco que puede producir nuestra nave Nostromo perdida en la inmensidad de un universo sonoro multidimensional, quiero romper una lanza en favor de ese disco. Esa mente inquieta de Steve no podía ofrecernos simplemente una ración de más de lo mismo, aunque él siempre se mantiene fiel a sí mismo y a su forma de entender la música, en esta ocasión vuelve a dar una pasito más en la búsqueda de nuevos sonidos.



Pero esa búsqueda de nuevos experimentos sonoros, en mi opinión, no siempre tiene que mirar adelante, y eso queda demostrado en esta ocasión donde Wilson bucea mucho en el pasado, tanto el más reciente como en el más lejano.

La producción del disco, como no podía ser de otra manera tratándose de una persona tan perfeccionista como Steve, la encuentro impecable. Tanto en la selección de los músicos como en los aspectos más técnicos.  La inclusión de voces femeninas es todo un acierto, como también lo es la del percusionista que junto a la batería le dan una dimensión muy rítmica a los temas. Otro acierto sin duda son los arreglos orquestales, utilizados en su justa medida en algunos temas les dan a estos una grandeza sonora incuestionable.

Volviendo a tema de la comercialidad indiscutible de algunas de sus canciones, punto este que no negaré, sobre todo en la que lleva por título Permanating. Estamos, en mi humilde opinión, ante todo un homenaje a la música discotequera de finales de los 70, pero también lo es que en diversos temas se aprecian las influencias de otros proyectos con el sello Wilson, menos comerciales como los los llevados a cabo con Porcupine Tree, No-Man o Blackfield.

Permanating, en mis años de integrista del rock sinfónico, hubiese sido un ultraje viniendo de un artista con la trayectoria de Steven. Pero hoy día, con la mochila vital bastante llena y con la perspectiva que me dan los años, la veo como una demostración de admiración a toda una época en la que de una manera u otra me veo reflejado.

Un recuerdo sentido a los ritmos funkis, a la Fiebre del Sábado Noche, a los Bee Gees, a John Travolta y a toda la variopinta fauna que poblábamos las discotecas entre mediados y finales de los 70.

Ruego a los amigos más progresivos que me perdonen la licencia.

3 comentarios:

  1. Pues he de decir que me encanta la canción. Me da igual que sea comercial

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    1. Para mí, sin ser mi género musical favorito, debo de reconocer que la música de discoteca de los 70 ahora la veo con otros ojos y tampoco me disgusta.

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