Abrió el concierto la formación que jugaba en casa, usando el símil deportivo, y ante un público entregado y con ganas de empaparse de buena música, empezaron con un tema nuevo que nos presentaron en primicia. Fue un arranque dinámico, con la garra y la fuerza que siempre los acompaña. Después, siguieron con temas que forman parte de su primer y hasta el momento único CD publicado, Big City Avakes.
Un disco muy interesante y recomendable para todos los amantes del progresivo instrumental, con una orientación claramente definida hacia el jazz-rock. Con abundantes teclados a cargo de Jordi Amela, con mucha presencia de los saxos y flauta de Pep Espasa y las guitarras de Jordi Prats, y con una base rítmica solvente y compenetrada a cargo del bajista Toni Sánchez y el baterista Alex Ojea.
Una primera parte del espectáculo que nos pasó en un suspiro y que nos dejó con ganas de más, pero que por la premura del tiempo y pensando en lo que quedaba por venir se quedó ahí.
Con el tiempo justo para un pequeño descanso y poder preparar el escenario para la nueva banda se inició la segunda parte del concierto.
Frutería Toñi nos ofreció una actuación compuesta por temas de sus dos discos publicados, Mellotron en Almíbar del 2014 y Tengo Mis Días Buenos del 2017.
Lo primero que me viene a la cabeza al pensar en el concierto de los malagueños es el buen rollo que transmiten por todos los lados. Una música optimista y con unas letras cargadas de sentido del humor, que ellos mismos la definen perfectamente en su página de Facebook: Música libre, ecléctica, progresiva y sinfónica, y lo contrario también. Así que nada de lo que yo os pueda contar aquí se acercará un mínimo a lo que su sonido nos transmite, hay que escucharlos y, sobre todo, hay que verlos.
En directo la composición instrumental de la formación es un poco atípica, si la comparamos con el perfil de la clásica banda de rock, sobre todo por la ausencia de guitarra. Sin embargo, la falta de ese elemento queda completamente subsanada por los teclados y la voz de Salva Marina, el violín de Víctor Rodríguez y el clarinete y el saxo de Jesús Sánchez. La batería es cosa de Yeimi Montes y el bajo lo maneja Curro García (calambres en los pies aparte.... los asistentes al evento ya me entienden).
Como colofón, despedida y cierre del evento los Toñi nos obsequiaron con una magnífica versión del Starless de King Crimson, ante las caras de inmenso placer y de experiencia ultrasensorial del público asistente.
Un final digno de tan magno evento. Amén!
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