No sé, los motivos y los detonantes pueden ser de lo más diversos y la reacción generalmente no es la más correcta y proporcionada. Supongo que esto que intento describir con estas torpes palabras, nos habrá pasado a más de uno de nosotros en alguna ocasión.
Sin ningún tipo de duda es una acción reprobable y sin justificación posible, solo el reconocimiento del error, el diálogo con la otra parte y un firme propósito de enmienda pueden arrojar un poco de luz en esos momentos tan oscuros.
También, estas actitudes y acciones pueden afectar a terceras personas que nada tienen que ver con la disputa en cuestión, y eso hace que estas situaciones sean aún más censurables si cabe. Por eso creo que es de justicia e imprescindible incluirlos en esta reflexión. Ellos más que nadie merecen el respeto y la consideración por la situación creada, a la que son totalmente ajenos y en la que se pueden haber visto involucrados de manera totalmente involuntaria.
Por suerte en muchas ocasiones las situaciones se reconducen y la palabra se funde con los hechos, y el diálogo sincero puede ser la mejor medicina para curar las heridas. En esos casos podremos sentirnos afortunados, porqué la parte más razonable y humana acaba imponiéndose a la más irracional y furibunda.
Una gran canción para poner la enormidad de la música al servicio de las palabras.
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